A veces lo único que pasa por mi cabeza es no entender como los humanos hacemos creer a nuestro cerebro que la fuerza de gravedad no existe, que el norte es el sur, o que el azúcar no es dulce.
A veces me obsesiono por descifrar la fórmula que impide que los ojos no vean de forma parcial y de manera deformada.
A veces espero que alguien me despierte de esta pesadilla diaria, pero no, nadie lo hace, es una pesadilla interminable.
No puedo entender como las mayorías pobres pueden defender modelos económicos excluyentes, que garantizan en si mismos esa exclusión de por vida.
No puede entender como los desposeídos no llegan al lugar donde se pudiera caer el velo, para ver la realidad para así poder cambiar el rumbo de las cosas.
Evidentemente el enemigo es muy bueno en lo que hace, ya que convence a la víctima que lo que le toca no necesariamente es malo, que su realidad no es fruto de un sistema injusto.
El lavado de cerebro es tal, que solo muy poco se dan cuenta de él.
Que pena.
Gracias Pepe
Gracias Salvador
La historia de las cosas
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