Porque renuncio a todo menos a..

Se dice que Buenaventura Durruti dijo esta frase, y durante muchos años los comunistas concluían la misma con: "a la victoria". Creo que mas allá que sea una frase manipulada, la podemos rescatar diciendo:
Renuncio a todo menos a la revolución
De seguro de haber dicho esa frase Durruti la habría terminado así.
Y vosotros a que estaríais dispuestos a renunciar a cambio de un mundo mejor?

Nos cuidan como si fuéramos su propios hijos

Gracias Pepe

Gracias Salvador

La historia de las cosas

viernes, 21 de noviembre de 2008

"Sería intolerable que los trabajadores pagaran los costos de la crisis"

Entrevista al economista Michel Husson, miembro del Comité Científico de ATTAC

¿Como salir del dilema entre dejar que los bancos se hundan, con el riesgo de empeorar la crisis en detrimento de los asalariados, o salvarlos, siendo el costo de ese salvataje pagado por los propios asalariados?

La única forma de evitar el dilema es una nacionalización integral de los bancos y de los seguros. No se trata de cubrir la coyuntura, sino de dar una respuesta coherente. Ellos hacen "nacionalizaciones", pero se limitan a tomar participaciones parciales del capital y concebidas como provisorias. Esas inyecciones de dinero público solo van a servir para acelerar las reestructuraciones y, al final de cuentas, para restablecer las ganancias de los bancos a costa de aquel que paga impuestos. Para realmente "abrir los libros de cuentas", consolidar los créditos cruzados, hacer la evaluación para evitar que se sobrevalúen títulos sin valor real, para impedir las fugas, es preciso colocar al conjunto de los bancos bajo control público.

"Regulación": los arrepentidos de la liberalización repiten esta palabra cada vez mas. Pero las reglas van a ser eludidas, como siempre lo fueron, si no son impuestas de modo directo. Claro que es preciso apoyar medidas tales como la prohibición de los paraísos fiscales, pero no podemos tener confianza en las autoridades monetarias internacionales para regular las finanzas de un modo duradero.

Esa nacionalización debería llevar a la creación de una estructura financiera pública unificada, porque el crédito y los seguros deben ser considerados un servicio público. La crisis demostró que las finanzas privadas conducen a la catástrofe social. Además de eso, es preciso rehabilitar la idea de un crédito público, lo que implica la instauración de una gestión democrática que ponga el crédito al servicio de las prioridades sociales.

¿Puede dar detalles de su propuesta de "escudo social"?

Los trabajadores no son responsables por esta crisis que, por el contrario, pudo haberse provocado debido al desvío de riqueza a favor de los rentistas. Sería intolerable que los trabajadores pagasen los costos, solo para que las empresas puedan continuar pagando dividendos. La idea de "escudo social" es un medio de afirmar esa exigencia. Consiste en congelar los dividendos en el nivel actual y transferirlos a un fondo mutual. Esos montos podrían usarse, en proporciones a ser discutidas en un debate democrático, para mantener el fondo de las personas desempleadas y para el financiamiento de la Seguridad Social, de los presupuestos sociales y de los servicios públicos; la prohibición de los dividendos financiaría la prohibición de los despidos, tal como lo propusimos en el libro Supprimer les licenciements (Suprimir los despidos). Las sumas potencialmente afectadas son de 90 mil millones de euros: esto es el 5 % del PIB, o sea, exactamente la misma proporción que los 700 mil millones de dólares previstos por el plan Paulson en los Estados Unidos.

¿Como articular esas propuestas con una lucha a más largo plazo por los salarios?

Es preciso controlar tenazmente los rendimientos financieros, por un lado, recaudándolos directamente y por otro lado, aumentando los salarios.

En el corto plazo, es preciso dar importancia a la idea de indexar los salarios a los precios, para defender el poder adquisitivo. Es una medida de emergencia mínima. Podríamos concretarla, proponiendo suprimir las ayudas públicas a las empresas que no la cumpliesen. Esas ayudas públicas deben ser suprimidas en un plazo, pero la ventaja de ese dispositivo sería permitir un control de los propios asalariados sobre quien asumiese la tarea de evaluar el progreso del poder adquisitivo.

El período que está por iniciarse con la crisis, debe llevar a radicalizar las alternativas en torno de la noción de control sobre el modo de absorber los efectos de la crisis. Es preciso apoyarse en el sentimiento de injusticia frente a las medidas que tienen el único objetivo de preservar las ganancias de los responsables del desastre. Nacionalización y control responden a esa inquietud, y constituyen al mismo tiempo incursiones en la propiedad privada que pueden dar un contenido anticapitalista a la defensa inmediata contra los efectos de la crisis.

Traducción: Insurrectasypunto

Entrevista a Michel Husson, Nacionalización y Escudo Social (Nationalisation et bouclier social) Revista Rouge n°2270, octubre 2008

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=76181

domingo, 2 de noviembre de 2008

El Marx de la Iglesia defiende a Marx

YVKE, El Clarín, La Sexta, Agencias

El Marx de la Iglesia es secretario de la Conferencia Episcopal alemana y un teólogo muy respetado por el Papa Benedicto XVI. El mundo está sacudido por una crisis económico-financiera que dará vida a otra época y a un nuevo capitalismo refundado en el mundo. Según el arzobispo de Munich "es una crítica al capitalismo, porque un capitalismo sin un cuadro ético es enemigo del género humano".


Parece increíble, pero los tiempos siguen cambiando rápidamente. El arzobispo de Munich, cardenal Reinhard Marx, 55 años, sostiene en una entrevista al más importante semanario alemán, "Der Spiegel" (El Espejo), que en su análisis del capitalismo su homónimo Carlos Marx tenía razón. El mundo está sacudido por una crisis económico-financiera que dará vida a otra época y a un nuevo capitalismo refundado en el mundo y la Iglesia enfrenta lo que viene con su Doctrina Social, que según el arzobispo de Munich "es una crítica al capitalismo, porque un capitalismo sin un cuadro ético es enemigo del género humano".

El Marx de la Iglesia es secretario de la Conferencia Episcopal alemana y un teólogo muy respetado por el Papa Benedicto XVI. En "Der Spiegel", cuenta que en pocos días las librerías pondrán en venta su libro "El capital, una defensa del hombre", que contiene al comienzo una carta suya dirigida al fundador del comunismo, Karl Marx, quien "no está muerto y al que hay que tomar en serio". A juicio del arzobispo de Munich "el capitalismo deshumanizado, insolidario e injusto no conoce moral ni tiene futuro", por lo que hay que acudir de nuevo a la obra de Karl Marx, "que nos ayuda a entender las teorías de la acumulación capitalista y el mercantilismo".

Pero Reinhard Marx es consciente de que son muchos los ciudadanos que se muestran críticos con el pensamiento marxista debido a la aplicación que se ha dado a las ideas de El Capital primigéneo en algunas partes del mundo a lo largo de la historia. Por ello el nuevo Marx sostiene que no hay que dejarse "arrastrar a las insensateces y atrocidades cometidas en su nombre en el siglo XX", sino que nuestro deber es interpretar de forma conveniente las ideas marxistas.

Según el arzobispo los principios que defiende en su libro, al que define como "concienzudamente trabajado", tienen un carácter social-ético, ya que Reinhard Marx considera que el catolicismo debe aportar una visión "ética y social" para una reforma "sensata" de los sistemas financieros. Por último Marx quiso recordar que "la especulación salvaje es pecado", y sostuvo que denunciar el capitalismo no significa dejar libre de culpa al populismo de izquierdas.