Porque renuncio a todo menos a..

Se dice que Buenaventura Durruti dijo esta frase, y durante muchos años los comunistas concluían la misma con: "a la victoria". Creo que mas allá que sea una frase manipulada, la podemos rescatar diciendo:
Renuncio a todo menos a la revolución
De seguro de haber dicho esa frase Durruti la habría terminado así.
Y vosotros a que estaríais dispuestos a renunciar a cambio de un mundo mejor?

Nos cuidan como si fuéramos su propios hijos

Gracias Pepe

Gracias Salvador

La historia de las cosas

viernes, 20 de junio de 2008

Wiki Facha Pedia

Siempre pensé que los medios alternativos eran totalmente necesarios dada su independencia de los grandes grupos de poder, y también siempre vi con buenos ojos que existiera la WIKIPEDIA, ya que con el aporte de mucha gente, podrían lograr un medio no elitista y accesible.

Pero la Super Wiki ha dado un paso reacionario gigante al bloquear a una de la pocas voces de información alternativa que hay en la red, y hablo de: www.rebelion.org

Deberemos de acostumbrarnos a que poco a poco nos vayan acorralando para garantizar que sus intereses, los del capital, no tengan en ningún espacio un lugar que pudiera hacer peligrar su grandioso futuro consumista y de destrucción.

Seamos mas fuertes que nunca.

http://www.publico.es/ciencias/127726/wikipedia/bloquea/web/informacion/alternativa

miércoles, 18 de junio de 2008

Los salarios pierden frente al capital

Nos piden que en épocas de crisis hay MODERACIÓN SALARIAL para que los despidos no se disparen, y nos piden que en CRECIMIENTO ECONÓMICO también nos moderemos..

Entonces quien es el que gana???

Adjunto 2 estudios que muestran como el reparto de e PIB en Salarios y en renta del capital cada día mas va “moderando los salarios” y de esa forma, permitiendo al capital crecer y no moderarse en ningún momento del ciclo económico.

De esta manera en algunos años pagaremos por trabajar!!!

Los salarios pierden frente al capital

Los sueldos participan cada vez menos en la renta nacional. El descenso español supera la

media UE-15

ANDREA RIZZI – Madrid

EL PAÍS - Economía - 08-07-2007

La parte de la tarta de la riqueza que le toca al trabajo en las economías desarrolladas se va reduciendo desde hace dos décadas, según un reciente estudio del FMI. El fenómeno es general, pero en España se produce a un ritmo más rápido que en las principales economías europeas y en Estados Unidos, según datos de la UE y de la OCDE. A pesar de los millones de empleos creados en los últimos años, el trabajo en España -asalariado y autónomo- ha reducido su cuota en la renta nacional desde el 62% de 1992 al 54,4% de 2005. En la UE-15, el declive ha sido más leve, desde el 61,6% al 57,6%. Sólo en Italia el descenso fue más marcado que en España.

El fenómeno se debe a que la parte de la tarta del trabajo crece, pero a un ritmo inferior a la del capital. En España, la tendencia se agudiza por la gran cantidad de empleos precarios y con bajo sueldo creados en los últimos años. Esos puestos han hecho que el sueldo medio real haya retrocedido en España un 4% entre 1995 y 2005, situándose en unos 20.000 euros brutos anuales. Es el único caso de retroceso en el seno de la OCDE.

Alcanzada la histórica cifra de 20 millones de ocupados, los analistas indican que el reto para España es mantener bajo el paro, reduciendo la precariedad y aumentando la productividad. "Globalización y progreso tecnológico producen bienestar y parte de esa riqueza va al trabajo", observa Florence Jaumotte, economista del FMI. "Pero el capital se está beneficiando con mayor intensidad.

Es importante estar atentos a este fenómeno, que puede generar frustración entre los trabajadores y debilitar el respaldo a la globalización. Un proceso que, de pararse, dañaría a todo el mundo", dice Jaumotte que, con otros cuatro expertos, analizan para este periódico cuatro puntos clave de ese desafío.

Los jóvenes, los más afectados por los salarios bajos
En España la tasa de precariedad juvenil en el trabajo ronda el 60%. Pese a haberse reducido en un 6% en los últimos años, sigue siendo el doble de la media de la OCDE y el doble de la tasa total española. Precariedad, naturalmente, es mejor que paro. Pero también sinónimo de bajo sueldo.

Antón Costas, catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona, cree que "se está infravalorando el problema que tenemos con esta gran cantidad de empleos precarios y mal remunerados, en una autocomplacencia de que todo va bien. Esto tiene consecuencias y los jóvenes lo hacen evidente", apunta.

Por un lado, entre bajos sueldos y precios de la vivienda, no logran salir de casa.

"La tasa de emancipación de los jóvenes menores de 25 años ha caído verticalmente en 20 años, un 25%", dice Costas. "Salen tarde de casa, tienen dificultad en formar familia. Y, además, no tienen incentivos para acabar los estudios, porque ven que con una licenciatura en todo caso se gana poco y no se evita la precariedad. ¿Para qué estudiar tanto, entonces?".

"Es un tema serio, y si no ha generado un malestar vibrante es porque en España las familias son una sólida red de protección, porque recurrir al crédito es cada vez más fácil, y porque la mayoría de estos empleos mal pagados no son la única fuente de ingresos en el hogar", concluye.

Convergencia en paro pero escasa calidad de empleo

La cuota de los salarios en la riqueza de las economías desarrolladas se reduce porque crece a un ritmo muy inferior al de otras partidas, como los beneficios empresariales. El FMI señala que se trata de un fenómeno más evidente en Europa que en los países anglosajones. En España el retroceso es más marcado que en la UE-15.

"España necesitaba reducir su tasa de paro y lo ha logrado, creando en la última década empleo a un ritmo espectacular", observa Andrea Bassanini, economista especializado en empleo de la OCDE. "Sin embargo, esa recuperación se ha logrado también gracias a muchos empleos poco productivos, poco remunerados, que han tirado hacia abajo los valores medios de algunas estadísticas".

"Eso no significa que España no lo haya hecho bien", prosigue. "Al contrario. Reducir el paro era una prioridad, pero ahora el reto para España es mejorar la productividad, hacer que el trabajo rinda más. Para ello, creemos que es necesario reducir la precariedad, mejorar el sistema educativo y flexibilizar el

mercado, para permitir que la fuerza de trabajo fluya fácilmente hacia los sectores económicos más productivos. Lograr una mejora de la productividad del trabajo es un elemento fundamental para que los salarios sean altos".

La deslocalización, amenaza a la vez que oportunidad

"Desde luego la globalización permite a las empresas sustituir con mayor facilidad el trabajo nacional con el extranjero; les permite encarar con mayor flexibilidad cambios de precios", observa Jon Messenger, investigador de la Organización Internacional del Trabajo. "Frente a ese fenómeno, el poder contractual de los trabajadores podría debilitarse. Por ejemplo, la OCDE ha subrayado que 'los trabajadores pueden haber tenido que hacer concesiones en los sueldos y en las condiciones de trabajo para mantener el empleo'. Este fenómeno nos preocupa, pero son necesarios más estudios para entender su tamaño y cómo encararlo".

Pero Florence Jaumotte, analista del FMI y principal autora del estudio La globalización del trabajo, apunta que el traslado de las actividades productivas a otros países "es todavía un fenómeno menos grande de lo que se piensa, si se compara con el tamaño de las economías". Y, según ella, la integración global no sólo representa una amenaza para el empleo en los países desarrollados, sino también un estímulo, "como oportunidad para mayores exportaciones, y condición para una mayor eficiencia de las empresas". En algunos casos, concluye Jaumotte, los países en desarrollo crean empleo en los desarrollados, "por ejemplo, pidiendo servicios en sectores como el financiero".

La inmigración, la consecuencia y no la causa

"Un primer análisis podría sugerir que la masiva inmigración recibida por España ha aumentado la oferta de mano de obra y ejercido una presión a la baja de los sueldos", responde Anna Laborda, profesora de la escuela de negocios Esade que ha publicado recientemente un estudio sobre el tema. "Esta hipótesis tiene una lógica, pero es incompleta; refleja sólo una parte del problema. En realidad, yo creo que los inmigrantes son más una consecuencia que una causa.

Son la consecuencia de un tejido empresarial que crea muchos empleos con remuneración, productividad y cualificación baja, inferior a la media. Empleos que la mayor parte de los españoles ya no quieren", dice.

Laborda observa que "esos empleos, junto con la política de moderación salarial, han tirado hacia abajo el salario medio. Y han hecho que los salarios pesen cada vez menos en la renta nacional". Pero ello no significa que hayan bajado los salarios en sí, que un empleado cobre hoy menos que hace diez años.

"Naturalmente, el gran aumento de trabajadores en el mercado no es indiferente", concluye, "pero yo creo que el centro de la cuestión es el modelo de crecimiento y la globalización. Prueba de ello es que los salarios han empezado a perder peso en la renta española antes de que empezara la ola de inmigración".

http://www.elpais.com/articulo/economia/salarios/pierden/frente/capital/elpepueco/20070708elpepieco_6/Tes

Los salarios y su evolución

por Julián Ariza Rico
Temas para el Debate nº 148, Marzo 2007

Durante los diez últimos años, a medida que ha ido creciendo la riqueza del país, ha ido disminuyendo la parte de esa riqueza que llega a las rentas del trabajo.

De un tiempo a esta parte se publican frecuentes comentarios acerca de los salarios y su evolución en España, en el sentido de interrogarse sobre la bondad actual de una política que desde los inicios de nuestra transición a la democracia, a través de los Acuerdos de La Moncloa, y hasta el presente, se conoce eufemísticamente como de "moderación salarial". Personalmente creo que es un asunto del máximo interés, aunque pienso que se plantea con cierto retraso. Porque aunque sólo fuese por la espectacular trayectoria que desde hace varios años vienen siguiendo los beneficios empresariales, frente a las escuálidas mejoras de poder adquisitivo que obtienen los salarios y las pensiones -la mayoría de estas últimas tienen congelado sine die su poder adquisitivo desde que empiezan a percibirse-, merecía la pena hacer al menos una reflexión en la que, sin negar los aspectos positivos que ha tenido la moderación salarial, se replanteara su continuidad, no sólo por justicia distributiva, sino por los efectos que pudiera tener para el futuro de la propia economía, dado que el actual modelo de crecimiento parece que toca a su fin.

Es, quizás, la ya generalizada crítica a un modelo de crecimiento económico que se considera insostenible la que ha sacado a la luz el debate sobre lo que viene sucediendo con los salarios. Porque, si bien es cierto que nuestro PIB aumenta de forma notable, y el empleo se inc reme nta considerablemente, resulta que a medida que ha ido creciendo la riqueza del país ha ido disminuyendo la parte de esa riqueza que les llega a las rentas del trabajo.

En términos acumulativos, en la década que va de 1996 a 2005 la riqueza del país ha aumentado casi un 50%. Sería interesante saber cuántos ciudadanos son un cincuenta por ciento más ricos que hace diez años. Una primera pista podría darla el dato de que si en el año 2000 la participación de los asalariados en el PIB era del 55%, en el año 2005 había bajado ya al 52,8%. Según el estudio que sobre esta cuestión, y en base a los datos proporcionados por la Contabilidad Nacional, ha realizado el Gabinete Técnico de CCOO, a través de Carlos Martín Urriza, esa disminución a lo largo del citado lustro representa una transferencia de rentas del trabajo a rentas del capital cercana a los 50.000 millones de euros. Dicho sea de paso, no se sabe bien si al Gobierno le parecen insuficientes esas transferencias, por lo que ha decidido una reforma fiscal que reduce el Impuesto de Sociedades y añade otro par de miles de millones de euros a la voluminosa cuenta de resultados de las empresas. Mientras tanto, por ejemplo, sigue abriéndose la brecha que nos separa de la UE-15 en cuanto a gasto público en protección social, que ya es del orden de ocho puntos menos del PIB.

Lo que viene ocurriendo con los salarios en los diez años de este largo ciclo de crecimiento de la economía obedece a varios factores. El primero de ellos es que si bien en el trienio inicial, el que va de 1996 a 1999, el aumento global de la riqueza -el PIB- iba casi en paralelo al crecimiento de la porción que de esa riqueza le llegaba a cada ciudadano -el llamado PIB per cápita -, a partir del año 2000 continúa creciendo la riqueza global, pero crece mucho menos la parte que de ella les llega a los ciudadanos. Esto no hubiera sucedido si los varios millones de nuevos empleos creados en estos últimos seis años hubieran alcanzado niveles de productividad semejantes a los que se obtuvieron entre 1996 y 1999. No ha sido así porque nuestro crecimiento económico se está consiguiendo a costa de perder productividad. Crecemos en sectores que, además, son inflacionistas, suelen estar a salvo de la competencia exterior, acumulan el grueso del trabajo temporal, tienen muchos trabajadores con escasa cualificación que, lógicamente, perciben peores salarios.

Ilustra lo acabado de decir el que en los últimos diez años dos de cada tres empleos se han creado, por orden de más a menos, en los sectores de la Construcción; Inmobiliarias, alquileres y servicios a empresas; Comercio y reparación; Hostelería, y Actividades sanitarias, veterinarias y servicios sociales.

Pero hay más. Los sectores citados van a la cabeza en el aumento porcentual de precios. Entre 2000 y 2004, según se desprende de los datos de la Contabilidad Nacional, la Construcción elevó sus precios el 33,5%, las Inmobiliarias y servicios a empresas el 23,9%, la Hostelería el 23,2%, el Comercio y reparación el 20,3% y las Actividades sanitarias, veterinarias y servicios sociales el 19,1%.

Creo que con lo dicho es suficiente para hacerse una idea de lo que pasa con los salarios... y con los beneficios empresariales. No es que los salarios estén perdiendo poder adquisitivo. Es que, por un lado, su mejora es raquítica y, por otro lado, pierden peso en la distribución de la riqueza porque el grueso de esos millones de nuevos contratos de trabajo, tal como antes se comentó, van a sectores y para empleos de baja remuneración, a la par que las ganancias del capital se disparan. A poco que se piense en todo esto se entienden otras cosas. Por ejemplo, el escaso interés en controlar más eficazmente el flujo de inmigrantes, pues para el modelo de crecimiento que se ha abierto paso hacía falta mano de obra abundante y dispuesta a aceptar cualquier contrato, entre otras razones porque para el inmigrante la gratuidad de la sanidad y la enseñanza pública equivale a un complemento significativo de sus ingresos. Lo cual significa que las empresas que les contratan obtienen, indirectamente, transferencias de recursos públicos. Y como la demanda de los citados servicios se multiplica y la inversión en ellos no se corresponde con esa mayor demanda, el resultado es que en la segunda distribución de la riqueza, de la que el Estado es responsable directo, también salen perdiendo los asalariados, como lo demuestra el retroceso del gasto per cápita que les llega en educación y sanidad. La conclusión es obvia: o se cambia a fondo el actual modelo de crecimiento económico o la desigualdad seguirá campando pos sus respetos.

Es necesario cambiar el actual modelo de crecimiento económico para evitar que continúen creciendo las desigualdades.

http://www.revistasculturales.com/articulos/99/temas-para-el-debate/693/1/los-salarios-y-su-evolucion.html